sábado, 29 de noviembre de 2008

Otra educación es posible

Elegimos ser partícipes de la educación de nuestros hijos.
Tenemos muchas razones, de algunas hablo ahora, pero la mayoría se verán a medida que este blog crezca y nos vaya reflejando.

Entendemos el aprendizaje como una construcción que realizamos todos a lo largo de la vida, y que nace desde el interés particular de cada ser. A medida que uno va desarrollándose como persona cada aprendizaje, cada conocimiento nuevo, nos va modificando.
Si lo convertimos en una obligación impuesta desde un otro, dejamos morir el fuego interno, la curiosidad innata que cada niño trae consigo al nacer, esa sed insaciable de experiencias, de investigación, de querer profundizar y descubrir.

Nuestro deseo es educar en el apego, estando presentes, ofreciendo, compartiendo, atentos a lo que nuestros hijos vayan necesitando y pidiendo. Contestando preguntas y ayudándoles a descubrir por si mismos.
Tomamos la decisión de hacerlo así, desde la responsabilidad.
Mi meta particular como mamá que educa es que esa curiosidad no se diluya con los años.

No delegamos su educación al estado ya que creemos en una formación integra como persona y sentimos que esto nos incumbe directamente a los padres. No nos interesa que aprenda para después desaprender en casa.
La forma de vida actual hace que cada vez compartamos menos tiempo con nuestros hijos, y el tiempo que pasamos, estemos preocupados por otras cosas. La escuela se convierte así en una guardería donde pasan la mayor parte del día.

Queremos que nuestros hijos jueguen. El juego es el camino mas corto hacia el aprendizaje en la infancia. Queremos que corran, que trepen ,que investiguen, que construyan, que compartan actividades y mucha vida en familia y si es posible afuera, en contacto con la naturaleza.
Eso es lo que queremos. Y mucho más.

Lo que no aceptamos:
La domesticación institucionalizada. El sistema de premios y castigos.
Que se los vuelva nacionalistas, que se los eduque para ser obedientes. Que le repriman preguntas o ganas de reír o de llorar. Que estén quietos, sentados, pasivos, durante horas.
Que tengan que ir al ritmo de "la mayoría", siguiendo intereses de otros o de currículum prediseñados para determinada edad, que constantemente se los compare, se les masifique, se los clasifique y se los premie o castigue con notas.

Vemos muchas actitudes que no nos gustan en los docentes, pero no los hacemos cargo.

Nos responsabilizamos.

El sistema educativo, la escuela, como institución verticalista, al servicio de un sistema social capitalista, no nos resulta aceptable como formador de las personas mas importantes de nuestras vidas.

No entregamos la formación de nuestros hijos al estado, porque somos responsables y tenemos derecho a hacernos cargo si así fuera nuestro deseo , porque antes que el Estado y necesario para su constitución, siempre estuvo la familia.